El esguince de tobillo es una lesión muy común en deportistas. Si no lo tratamos correctamente puede convertirse en una lesión recurrente.

Este se produce cuando los ligamentos, ya sean los internos o externo (estos últimos suelen ser más comunes), se distienden o se estiran excesivamente.

 

A corto plazo trataremos de controlar la inflamación con termoterapia profunda (Indiba) o drenaje linfático manual. También debemos devolver la movilidad a través de movilizaciones y manipulaciones, y la fuerza para aumentar la estabilidad del pie con ejercicios específicos para ello.

 

A largo plazo, nos centraremos en la reeducación de la marcha y en ejercicios de propiocepción (ejercicios que ayudan al equilibrio y al control del pie) para que no se vuelva a producir la lesión. Estos ejercicios los podremos realizar con gomas, discos desestabilizantes, colchonetas, etc.

En las primeras fases de la intervención también podremos aplicar vendaje para limitar determinados movimientos, y así estabilizar, y dar seguridad.

 

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